LOS ORÍGENES

En el siglo VIII los visigodos ocupaban el conjunto de la Península Ibérica en un único reino, con su capital en Toledo. Aprovecharon la organización y las instituciones romanas y adoptaron muchas de sus costumbres y tradiciones. En Ascó, es probable que se instalaran en lo alto de la explanada del castillo, aprovechando el poblado ibero-romano que se había desarrollado allí.

Fue hacia el año 714 (cuando una buena parte de la Península ya estaba ocupada por los sarracenos) cuando los musulmanes, comandados por los caudillos Musa y Tàric, bajaron por el valle del Ebro, pasando por Zaragoza, Huesca, Lérida, Tarragona y hasta la Ribera d’Ebre y Tortosa. A partir de ese momento, el pueblo se conoce con el nombre de Hisn – Adkun, topónimo que ha derivado en el actual Ascó.

En Ascó y en toda la Ribera d’Ebre persiste el dicho popular “que viene el moro Mussa” para dar miedo a los niños.
En la comarca del Priorat es tradición explicar que los moros atravesaron el río Ebro por el paso de Ascó o Pas de l’Ase.

ASCÓ, UN CENTRO COMERCIAL AGRARIO Y MILITAR EN EL EBRO CATALAN

Durante la época musulmana, Ascó se convierte en un gran centro comercial agrario y militar en el Ebro catalán, gracias a su posición estratégica. El pueblo de Ascó gobernaba un extenso territorio y disponía de un castillo, una mezquita, una aljama, unos baños árabes, un hospital, un fosar, un mercado, varios silos, un molino de aceite, un espacio para hacer carreras de caballos, una colomera, un paso de barca y un molino fluvial de harina.

El pueblo estaba presidido por el castillo y una muralla constituida por las fachadas que daban al exterior de la población. Las murallas estaban conectadas por pasajes, algunos defendidos por torres de defensa. La actividad alrededor del pueblo era muy activa: había llaüts (embarcaciones tradicionales típicas del Ebro catalán) que navegaban por el Ebro, trajinantes esperando atravesar por el paso de barca, agricultores trabajando en el campo o alfareros en la orilla del río. Los musulmanes desarrollaron la construcción de las embarcaciones fluviales, perfeccionaron el transporte fluvial con los llaüts y el paso de barca y también desarrollaron el sistema de regadío.

EL DISTRITO RURAL DE ASCÓ

El castillo de Ascó, que dependía del valiato de Siurana conformaba un distrito rural muy extenso que llegaba hasta Margalef, situado en la vertiente norte del Montsant. El hisn (castillo) de Ascó (Adkún), encabezaba un pequeño distrito rural (juz’, iqlím) formado por diferentes alquerías subordinadas: Vinebre (Ibn Àbir), la Torre de l’Espanyol (Turris d’Alboçalaz), la Palma d’Ebre, la Bisbal de Falset, Cabacés y Margalef. Las alquerías de la Bisbal (Mon Sacer) y Margalef (marg Haläf) estaban gobernadas por un representante del caudillo de Ascó que residía enAmilkarbesir – Avincabasser, el actual pueblo de Cabacés. El distrito rural de Ascó estaba subordinado al valiato (y más tarde taifa) de Siurana, dentro de una circunscripción todavía mejor capitaneada por la ciudad-territorio de Tortosa. Las fortificaciones de Miravet, Móra d’Ebre, Garcia, Ascó y Flix tenían comunicación visual directa entre ellas y posiblemente también con el valiato de Siurana, a través del distrito de Ascó.

ADENTRARSE EN EL PASADO SARRACENO DE ASCÓ

Pasear por Ascó es viajar al pasado morisco gracias a la fisonomía de su casco antiguo que todavía conserva el trazado urbano andalusí. La morería de Ascó destaca por su tamaño y representatividad arquitectónica. La oscuridad de las calles, las casas que se estrechan con la altura, las callejuelas estrechas y empinadas, las casas de tapia y pasajes que sorprenden al visitante en cada rincón y lo hacen viajar en el tiempo.